miércoles, 16 de enero de 2008

Políticos y Tertulianos de la tortura. ¡Imbéciles!.

¡No! a la tortura.

Curiosamente esto lo escribí a los torturadores de El Salvador, las “coincidencias” pueden ser el reflejo de que no vale vivir en un país, como El Salvador, al que los países del norte “rico” llaman “tercer mundo”. Cuando lo escribí, hace unos años, quería denunciar a un gobierno que permitía - y ocultaba - las torturas y al torturador. Pero me di cuenta que no sólo era el gobierno, si no que éste se valía de un aparato mediático para ocultar la tortura, y esconder a los torturados con lisonjas baratas, enalteciendo eso si, al que torturaba con alharacas vacías de que lo hacía en defensa de la patria. Las torturas se la hicieron los escuadrones de la muerte de El Salvador a uno de mis hermanos. Porque en mi país, como en estos países de Europa, dicen que no existía -ni existe - la tortura.

Una recomendación al lector antes de ponerse a la tarea, de leer este artículo, donde dice “estudiante” lean “vascos” y saquen sus conclusiones.

Este es el artículo

Hoy ese parece ser la consigna, muchos contertulios, imbéciles y estúpidos de la palabra, enajenados mentales por una moral estúpida y perversa que venden su conciencia al mejor postor, se afanan en justificar lo injustificable. Cuando hemos denunciando la tortura, nos llaman mentirosos.

Hoy el dolor de la tortura la vemos mas factible y cercana, la vemos como una quiniela a la que solo jugamos los estudiantes (vascos). Porque todos los que nos oponemos a la consigna de ¡todo vale!, también vamos a sufrirlas y vamos a ser devorados con la palabra fácil por tertulianos imbéciles que no hacen más que justificar con argumentos vacíos al que tortura, y con falacias ocultan la verdad de quienes denunciamos. Si lo denuncias y te solidarizas con los que han sufrido torturas, sean amigos o familiares, te tildaran de cómplice, y, si quieres demostrar tu afecto, tu cariño, tu amor a tus parientes y amigos, te llamarán cómplice. Porque ellos dicen que hacemos apología del terrorismo, y por las denuncias y por las muestras de cariño, te puedes jugar la quiniela macabra de sentir en primera persona, la tortura.

No tienen reparos en lanzarse al cuello de aquellos que denunciamos a los torturadores y nos insultan, nos endilgan palabras que más bien se las deberían de aplicar ellos mismos, ellos dicen que mentimos, si alguien dice haber sido torturado, para los traficantes de la palabra el torturado, miente. Y quienes denunciamos a los torturadores, mentimos. Nos llaman mentirosos cuando la mayoría, sabemos, que son ellos, los políticos y los mercaderes de la palabra, los que mienten.

Quienes ostentan el poder permiten a los que tortura, que se ensañen con las personas que como fieras devoran, y que con sus sucias manos emplean la tortura; la capucha y la picana - entre otras lindezas de su labor patrio - siguiendo las instrucciones “del manual” del “buen torturador” made in USA. Quienes gobiernan son los que permiten, con su hipocresía y doble moral, al grito de, ¡todo vale!, y son el aval también para que las bestias ejerzan en sus “presas” tan horrendos métodos, y, tengan manos libres para poder ejercer la tortura en aquellas personas a las que tienen en las celdas, o en su patrol cerca de caminos, meandros y riachuelos.

No debemos permitir que manipulen nuestras conciencias, que nos digan lo que es verdad y lo que no es. Ellos, piensan que pueden apoderarse de nuestras conciencia con frases permisibles que justifican la tortura y a quien la ejerce. Nosotros no compartimos ideas que atrofian a la vida humana y esos “valores” que se mezclan con un nauseabundo hedor a dizque democrático, ellos, ensalzan al que tortura lo esconden y apremian.

Nadie puede permitir que pueriles de la pluma y la palabra, ejerzan en nuestra conciencia como acicate, un análisis y una apología de la tortura. Nadie debe de ejercer en nosotros de forma sucinta, abyecta y corroer nuestras conciencias para que también nosotros seamos cómplices de sus maldades. Porque si permitimos que gentuza como los contertulias de labia estúpida y rimbombante, nos insuflan sus obtusas e ignaras mentiras, somos cómplices o si por alguna pequeña duda que logren insuflar en nosotros, han ganado, si ellos, los de lengua fácil, intelectuales de la tertulia, imbéciles. Si permitimos que ellos hagan mella en nosotros, estamos dándonos por vencido.

Debemos de seguir denunciando la tortura, porque solo así lograremos erradicarlas. Porque a estas alturas del conflicto todos sabemos que la tortura sigue siendo el método que emplean a quien tienen en sus garras que por medio de la tortura hacen que firmen declaraciones extrajudiciales hechas por sus esbirros.

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