lunes, 23 de marzo de 2015

A 35 años de tu martirio. San Romero.

Romero poema en prosa.


La noche como látigos de silencios o la noche como motivos de silencios, suena la música que silencia cada cierto tiempo una melodía que se escribe mientras todos cantan, entonan tu nombre los apócrifos  y los desconocidos por mi, por ti, por nosotros recitan versos a verso tus homilías. Esas que describieron y anunciaron justo el futuro de un pasado incierto. El momento es ahora pero lo fue antes...,  ahora, sin embargo  parecen  iluminar el día a día millones, una realidad, la tuya, que intensa, ahora parecen describir palmo a palmo cada momento de un día. Tus denuncias que como profeta parecían advertir, y si, tu lo anunciaste y hoy son tan vigentes como antaño.

Suena la luz incandescente. Si la luz tiene sonido, que lo tiene, dejaría de sonar justo en el momento en el que tu corazón sintió el ensordecedor ruido que rompiendo tu pecho el que latía ofreciendo quizás un pan o un vino. Los silencios que tienen esos gritos que  siguieron al ensordecedor presente, de esa única bala, que hizo romper  llantos  inacabados que continuaron sin dejar de percibir el rostro que del inquino asesino de ese 24 de marzo. 


Han pasado las horas, los días, los años, los quinquenios y los decenios... Son tantos ya los años que el ensordecedor ruido de ese único  disparo, sigue ofendiendo a  tímpanos cristalinos de un pueblo que siente la ausencia de ese corazón latido, que no hacía más que repetir la memoria de unos mártires que yacían pretéritos por calles, pueblos y ciudades. 

No hay mas que añadir a estos 35 años, la historia pone a cada uno en su sitio mientras la ciudades duermen o languidecen silenciosas y rítmicas. Tu voz sigue sonando, tu corazón sigue latiendo, tu sonrisa sigue iluminando los rostros ajenos, niños que oyen tu voz desde sus madres. Ancianos que parecen recordar, todos los años, tu figura subiendo al púlpito popular de tus homilías, esas que aglutinó  todos los recónditos del pulgarcito de América. 

Hoy ya no hay silencios a tu sonrisa o a tu voz, los "mea culpa" de quienes son los verdaderos culpables no han aparecido en ningún medio. Pero eso ya todo el mundo lo sabe... Gracias compañero, Oscar Arnulfo Romero y Galdámez mártir de América y Santo para un pueblo que te venera desde hace 35 años y desde tres años antes de tu partida.

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